Ya tenemos algunas ideas para hacer reparaciones temporales en los sistemas de refrigeración y de frenada. También sabemos cómo actuar si el gato no funciona o como tratar de recuperar un neumático pinchado entre otras situaciones de emergencia en pista. Pero ¿sabrías como resucitar un embrague en las dunas, sacar aire para inflar las ruedas o montar un equipo de soldadura de fortuna? Son situaciones más propias del mundo de los raids, pero que un overlander debe conocer… por si acaso.

Resucitar un embrague perdido en la arena o el barro. Las transmisiones se castigan mucho más sobre arena y tramos embarrados con notables obstáculos en relieve (piedras, escalones, p.e.) En esas situaciones, crucetas y palieres sufren de lo lindo. No obstante, con un embrague en buen estado, un buen uso del mismo en la negociación de suelos arenosos y franqueo de obstáculos y la prevención sobre su manejo evitando malos hábitos no tenemos por qué temer una avería de este tipo. Por ejemplo, llevar el pie sobre el embrague, aunque sea inconscientemente, conlleva un riesgo de hacer patinar el disco innecesariamente. El arranque en cuesta es otra situación donde se suele “amartillar” el embrague.

          

Pero si se ha dado el caso, hemos quemado el embrague o nos hemos pulido el forro embragando más de la cuenta o maniobrando mal con él, mucho arreglo no tiene, la verdad. Pero se puede salir del atolladero… SI estamos inmersos en dunas o médanos, el libro de Petete nos dice que hay que recurrir al mismo elemento que nos ha castigado, ¡Sí, a la propia arena! A través de la obertura que la campana del cambio dispone en el lugar de puesta a punto, o bien por el registro de la palanca tensora del embrague, introduciremos un poco de arena en el interior del embrague. De esta manera, conseguiremos por un corto espacio de tiempo “recuperar” el embrague necesario para salir del atolladero y que nos puedan remolcar hasta el taller más próximo donde podamos hacer la reparación.

Si el percance ocurre en un tramo embarrado, el procedimiento seria el mismo descrito anteriormente solo que resultaría complicado conseguir un elemento abrasivo y uniforme como la arena. Quizás, es una idea más, por ahí haya algún saco de portland… De no lograrlo, habrá que despejar la zona lo mejor que se pueda para facilitar el movimiento del vehículo, engranar una marcha corta y darle al motor de arranque.  La diosa Fortuna hará el resto…

          

El submarinismo y el 4×4 son complementarios… Bueno, esta relación resulta un tanto relativa, pero lo que sí es cierto es que las botellas de submarinismo pueden convertirse en eventuales sustitutas del compresor pues son capaces de almacenar gran cantidad de aire comprimido. Una sola botella mediana es capaz de hinchar alrededor de 20 ruedas de un kilo y medio a dos y medio de presión. Tan sólo deberemos tener la precaución de instalarle un regulador para que corte la presión cuando llegue a los dos kilos y medio, o a la presión que nosotros consideremos óptima.

Además, la botella presenta alguna que otra ventaja frente a un compresor, ya que para empezar la operación de hinchado resulta casi instantánea. Además, el riesgo de sufrir una posible avería eléctrica o mecánica en el compresor y la consiguiente imposibilidad de hinchar las ruedas desaparece con este improvisado sistema, que permite talonar neumáticos desllantados con mucha facilidad. Este truco presenta una consideración y un problema. La consideración: en caso de transportar botellas, deberemos hacerlo en lugar seguro, lejos del habitáculo y bien sujetas para que no se muevan, pues hay que recordar que llevamos aire comprimido a muy alta presión. El problema: sólo nos servirá, obviamente, si somos buzos aficionados y llevamos habitualmente botellas en nuestro camper.

Ideas con chispa: con la ayuda de varias baterías es posible montar un equipo de soldadura para reparar una rotura. Esta es de nota. Es poco frecuente, pero puede darse la rotura de algún elemento metálico de nuestro camper, sobre todo si hemos sometido el vehículo a tensiones considerables de forma reiterada o de forma súbita al “tragarnos” algún agujero o zanja de consideración. Si sucede, según los designios del eterno Murphy, lo hará seguramente en el lugar más alejado de un taller. Para salir del paso, se puede realizar una soldadura sin soplete, empleando las baterías de nuestros vehículos y si llevamos entre el equipo de herramientas unos electrodos de soldadura. Es un método que funciona y que nos puede sacar de un apuro, pues no se trata de realizar una soldadura perfecta, sino de realizar una reparación de emergencia para poder llegar a un lugar donde nos reparen el desaguisado en condiciones. Básicamente, el procedimiento consiste en conectar en serie baterías del vehículo y, a su vez, conectarlas al electrodo de soldadura. Tras lo cual, tendremos un soplete de emergencia que nos servirá para unir temporalmente las piezas rotas. Algunos resultados podeis verlos en las fotos que siguen:

          

Precauciones: Deberemos tener varias precauciones antes de comenzar a soldar. Las baterías, una vez conectadas y preparadas para ser utilizadas, las cubriremos con las alfombras de goma de nuestro vehículo y las tendremos lo suficientemente alejadas de la zona donde trabajemos, con la finalidad de evitar la inflamación por chispas. La soldadura se llevará a cabo de forma corta y pausada y no se realizarán cordones muy largos, dejando enfriar las baterías después de cada soldadura. Si el electrodo se pega al material y no conseguimos que suelde, desconectaremos una pinza de uno de los bornes de una batería.

El material necesario:

  • Cables de sección gruesa para unir los bornes. Unos de puente de arranque doblados podrían valer, al igual que el cable de acero, el alambre o cualquier conductor lo suficientemente grueso y lo más cortos posible para reducir las pérdidas de energía.
  • Electrodos básicos de soldadura.
  • Dos o tres baterías de 12v conectadas en serie, pues se necesita un mínimo de 120 amperios y 24 voltios.
  • Máscara o gafas de soldar o, en su defecto, un cristal oscuro para proteger los ojos de los arcos generados en la soldadura. Tampoco está de más unos guantes de trabajo.
  • Pinzas para sujetar los electrodos y otra para provocar la masa. De no tenerlas, se pueden emplear unos buenos alicates de presión con aislante u otra herramienta similar.

          

Neumático desllantado. Es una incidencia común en conducción a bajas presiones que puede solucionarse con un poquito de pericia. Suele producirse a causa de la presión ejercida sobre la rueda por el peso y la inercia del vehículo tras un giro brusco. Ante tal situación, cambiar la rueda es una posibilidad, aunque si nos ocurre de nuevo o pinchamos y la rueda que hemos sustituido sigue desllantada, está claro que tenemos un serio problema. Particularmente, si estamos en medio del desierto, la montaña o cualquier lugar donde recabar ayuda resulte, cuando menos, una quimera. En esta circunstancia deberemos valernos por nosotros y ello pasa por colocar el neumático de nuevo en su lugar.

Lo primero que haremos será levantar el coche, para que la rueda desllantada quede libre de resistencia y peso. Seguidamente, limpiaremos la garganta de la llanta de arena, barro, etc, cualquier suciedad del terreno depositada para que, al volver a talonar, la rueda con la ayuda de una o dos palancas específicas para estos usos (no dejarse en casa este juego de herramientas, por favor; son baratas y solucionan problemas) no tengamos problemas de fugas de aire. Conectaremos el compresor a la rueda y acercaremos con las manos el neumático a la llanta, lo más recto posible y ejerciendo un poco de fuerza sobre él, teniendo cuidado de que la parte del neumático que se asienta sobre la válvula quede por el interior, para garantizar las mínimas fugas de aire posibles.

Una vez el neumático se aguante por sí solo en la llanta, lo soltaremos y dejaremos que el aire del compresor termine de hacer su función. Cuando oigamos un pequeño golpe o especie de chasquido seco, será la señal de que el neumático está talonado de nuevo. Ahora tan solo nos hace falta comprobar la presión para dejarlo al valor deseado.

En condiciones más extremas, de un neumático resistente a alojarse en su sitio, por ejemplo, o porque no tengamos un compresor de buen funcionamiento o andemos escasos de reservas de aire en las ruedas de repuesto, los raiders experimentados suelen emplear el siguiente pequeño truco para finalizar el talonado de la rueda: una vez el neumático ha cogido, sin dejar de enchufar aire con el compresor o el trasvasador de aire, mediante un spray de desodorante o colonia, rociaremos todo el perímetro de la llanta. Estos productos contienen alcohol y por lo tanto son inflamables. Una vez rociado, acercaremos un mechero y la deflagración provocada por este alcohol quema el oxígeno que hay a su alrededor y lleva de golpe el neumático a la llanta. Muy útil, pero a realizar con muchísima precaución.

          

En caso de que la rueda se haya destalonado por ambos lados de la llanta, difícilmente podremos volver a talonar el neumático sin desmontar el conjunto. Cuando ello suceda, limpiaremos toda suciedad del interior del neumático, así como de la llanta para evitar pérdidas de presión. Talonado el neumático completamente, inflar el neumático adecuadamente. Todas las operaciones las realizaremos con guantes y, bajo ningún concepto, nos pondremos bajo el coche cuando este esté levantado con el gato.

Nos falta una rueda!! Esta vez nos hemos superado y hemos arrancado una rueda desde el palier. Si es delantera, tiene peor solución, pero si es una trasera podemos usar una rama gruesa apoyada entre el puente y el paso de rueda bien trincada para que haga de patín y, a velocidad absurdamente reducida, llegaremos a la civilización. Os doy fe que se llega¡¡¡ Palabra de overlander¡ Salud y buena ruta a tod@s. Por Chema Huete

Colaboran: Bivac CamperCampercat4x4DiscoverLandERG 4×4Garaje MartínezGi4by4MichelinNémesis4x4Tallers L. Sanz y Uro Camper,  Oriol Carders i Pinyol y archivos 4×4 Pasion y foro ´4×4 Iveco Daily – The Good, The Bad & The Ugly’

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