Hace días que la lluvia nos persigue, o nosotros viajamos con ella… depende como se mire. Es un día perfecto de otoño patagónico…

Puyehue_travel_Chile_Villarica_01

Lluvia sostenida y persistente, veinticuatro horas; cielo gris, plomizo, temperaturas bajas y un ligero viento de componente sur. Llevamos más de diez jornadas así. La movilidad por algunas pistas, embarradas o muy reblandecidas, es limitada. La predicción del tiempo asegura que la situación no cambiará a corto plazo y que la nieve tomará posesión del paisaje en cotas más altas. Quizás algún breve respiro para entrever un sol ya debilitado… pero la prudencia aconseja dejarse de monsergas, especialmente en pistas de altura, con riesgo de desprendimientos y replegarse.

Puyehue_travel_Chile_Huerquehue

A pesar de este panorama, las gentes de la zona precordillerana del Neuquén, Argentina, donde nos encontramos, no parecen contrariadas por la situación. Antes al contrario, muestran cierta satisfacción de que ¡por fin¡ las lluvias señoreen por calles, prados y montañas para paliar una larga sequía que escapa a los ojos de todo forastero ante el verdor recobrado.

Puyehue_travel_Argentina_Iveco_02           Puyehue_travel_Chile_Ranco_lago_01

Acampados en Junín de los Andes a la espera de una tregua meteorológica, nosotros también estamos contentos: hemos cumplido los 100 días de viaje desde que recogimos a nuestro camper Puyehue en el puerto de San Antonio (Chile). Aprovechando la familiaridad que la cifra ofrece para valorar acciones y gestiones de toda suerte, nuestro balance de estos días de andadura es francamente positivo. Las incidencias han sido mínimas, centradas en la falta de puesta a punto o de experiencia en el manejo de los equipos. El personal que nos hemos ido encontrando, salvo alguna rareza, ha sido atento a nuestras demandas.

Puyehue_travel_Chile_01            Puyehue_travel_Chile_Villarica_02

Nos hemos quitado mucho óxido de encima. Para entendernos, hemos aprendido a intimar de nuevo con la naturaleza; a sentir con satisfacción como nuestros cuerpos van acompasándose con la climatología, a rechazar la pereza producida al mirar un termómetro poco benevolente y a experimentar con ganas la sensación de liberación de una nueva albada, la paz inabarcable de un crepúsculo y la magia secular de toda noche estrellada. Esta comunión in crescendo con el entorno es consecuencia -y pareja- a la recuperación de la capacidad sensorial para apreciar sabores y fragancias adormecida en el confort del hogar de origen. Sí, nos sentimos bien y aspiramos a consolidar el nuevo equilibrio alcanzado ayudados del preciosismo de los paisajes que venimos disfrutando y del pegar hebra con los paisanos que vamos encontrando en el camino.

Puyehue_travel_Chile_Chiloe_01            

Pero no todo ha sido coser y cantar, también hemos tenido nuestros sarampiones. El más intenso ha sido aprender a compartir un espacio reducido veinticuatro horas al día, siete días a la semana… Por mucho que creas conocerte, a tus compañer@s de viaje y eches mano de las experiencias de rutas anteriores, los supuestos y propósitos de partida suelen quedarse rezagados ante una realidad cotidiana nueva, cambiante y con situaciones de las que no vale apearse. Lejos de casa, con paredes que rozan tus narices y sin divisorias, hay que aprender a ponderar y a ser permeable; activarse en el momento oportuno y saber sentarse cuando toca.

Puyehue_travel_Chile_Ranco_lago

‘No dejes para luego lo que puedas hacer ahora’ también rige en las cuestiones más cotidianas y prácticas, como pueda ser el mantenimiento del equipo, muy particularmente del vehículo. Hemos aprendido a dejar la pereza de lado, haga frio o llueva intensamente, para solucionar -o tratar de hacerlo- cualquier incidencia antes de que pueda transformarse en un problema. Puede parecer una obviedad, pero os aseguramos que la tentación de posponer cualquier tarea es enorme, sea porque estas embelesado con el paisaje o harto de horas al volante.

Puyehue_travel_Chile_iveco           Puyehue_travel_Argentina_Iveco_01

Hace unos días estábamos a la orilla de un lago, bien desparramados… decidimos dejar el mantenimiento del vehículo para mejor ocasión, como el apriete de la tornillería del parachoques, que venía floja de la jornada y salimos a caminar. Día bueno, alguna nube alta, un viento flojo del SE y poca cosa más que no indujera a una desestabilización del tiempo. Al rato de marcha, el viento fue aumentando de intensidad y las nubes ya no parecían tan amables. Era una progresión geométrica, a más viento, más nubes… y más grises. En pocos minutos, del sol, ni rastro. Dimos media vuelta inmediatamente, alcanzado la vista de Puyehue en medio de un vendaval y lluvia racheada. Todo chapado y a esperar; con la noche por delante, salir a la pista tratando de buscar un posible mejor refugio parecía muy aventurado. Estábamos sobre suelo firme, así que paciencia. Nuevo día y el mal tiempo persistiendo, ya con menos fuerza. Reemprendimos la marcha; del mantenimiento ni flores. ¡Ah, compays!, los coches tienen memoria y cuando llegamos a destino el ripio había acabado de aflojar todos los tornillos del parachoques y con las vibraciones generadas también se rompieron un par de anclajes…. ¡Hala, Huete, busca soldadura y pierde toda la mañana!

Puyehue_travel_Chile_03           Puyehue_travel_Argentina_01

En cuanto a esa arca de Noé que forman los overlanders, nos hemos encontrado con especies diversas, la mayoría procedentes de Francia seguidas a distancia de alemanas, filandesas, austríacas. También hemos visto algún que otro tándem ibérico. En el alrededor de los 5.000 kilómetros que llevamos cubiertos en estos primeros 100 días de viaje hemos coincidido con parejas corrientes, maduras y más jóvenes; de miras amplias y de una frescura tremenda, con un guion de viaje modificable en función de las novedades de la ruta. Y todo lo contrario, dúos ‘corremillas’ portadores de programas exprés a ejecutar con el mismo afán del turista japonés que pretende descubrir Barcelona en tres horas. En un rave rutero de los circuitos de aventura de moda, como Atacama o Usuahia, serían las estrellas. Sobre esta ‘industria de la aventura’ volveremos más adelante…

Puyehue_travel_Chile_Osorno_01           Puyehue_travel_Chile_Villarica_03

En fin, que todo cabe y todo forma parte de las mil una maneras de viajar. Nosotros, el Puyehue team, seguimos a nuestro aire, sin prisa alguna por lo común. A veces vamos algo ligeros, sin un motivo claro que lo justifique; en otras ocasiones, en cambio, llevamos un ritmo tan pausado que hasta el paso de un caracol parecería apresurado. Metidos en las postrimerías del otoño austral, con el frio apretando y las primeras nevadas de consideración en ciernes, las próximas semanas andaremos por las zonas cordilleranas del Neuquen y el Chubut argentinos, faldeando por las montañas -como dicen por aquí- antes de que el general Invierno nos empuje al llano. Luego veremos, quizás rumbo hacia la costa atlántica, atravesando la Pampa, siguiendo el curso del río Chubut para ver la llegada de las primeras ballenas a Península Valdés. M. Duran / Ch. Huete.